No sabéis bien lo que ha sido eso.
No os podéis hacer una idea de lo libre que me he sentido.
Me he lanzado a comerme el mundo empezando por la carretera de mi barrio. He cogido los patines, y con las piernas temblando de emoción, me he quitado los miedos para coger impulso y bajar hasta el centro. Sola, patinando y por la carretera.
La coleta luchaba contra el viento, la camiseta se peleaba con el aire y las piernas se esforzaban por no desistir aunque no dejaban de temblar.
Ese momento en el que he cogido la curva que tanto miedo me daba, he girado y he seguido avanzando sin caerme en mitad del asfalto, ha sido motivo para gritar y para sentirme orgullosa de mí misma.
Por que hace un año, no me habría atrevido.
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