y tengo mono de luces de colores entrando en mis pupilas,
de gente fumando en la puerta de la sala,
y de borrachos intentando conseguir el número de teléfono de las chicas más guapas de toda la fiesta.
Ya llevo la pulsera de mayor de edad,
y bailo por y para mi.
No me importa quien mire o quien venga
porque me basta con la gente que tengo cogiéndome de la mano cuando suena una canción
o mirandome a los ojos mientras la cantamos a plena garganta.
Ayer casi pruebo el tabaco,
intentando apagar las ganas que tenía de seguir bailando.
Si hubiese pasado un minuto más
tendría el cigarro en la boca
y mis pies en la pista.
Tengo unas ganas increíbles de seguir sintiéndome preciosa con esa falda negra y el pelo recogido.
Con los labios pintados y la copa en mano,
con la confianza hasta en las uñas de los dedos,
con la energía que te da una noche de desenfreno
y las ganas de ser joven para toda la vida,
con todo eso
me siento invencible.
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