¿Sabes lo que pasó hoy, querido desconocido?
Estaba siendo un día de mierda (de hecho, ha sido un día de mierda por razones que ahora no vienen a cuento).
Fui hasta la taquilla a dejar las cosas y me coloqué en el lado izquierdo para abrirla y poder meter la libreta. Sin darme cuenta me puse justo delante de la tuya.
Llegaste, y me dijiste hola.
Por supuesto no tenías intención de empezar ninguna conversación conmigo, (no soy yo quien te interesa) pero me pareció bonito que me saludases sin conocerme de nada y sin habernos dirigido la palabra antes. Aun que sólo fuese para que me quitase de en medio.
Bajé las escaleras sonriendo.
Fue una tontería. Joder, ¿Cuantas personas y cuantas veces te dicen hola al día?
Pero fue bonito.
Supongo que cuando estás triste, aprecias las cosas insignificantes de otro modo.