Con el pelo alborotado y una trenza totalmente deshecha, buscaba un disco de Louis Amstrong. Se acercaba a los puestos y preguntaba, pero la cara sorprendida- como quien escucha por primera vez un nombre- le contestaba todas sus preguntas. En un par de esquinas le dijeron que sí, que tenían algo de ese músico. Ella empezaba a buscar entre las carátulas pero no encontraba nada. Los vendedores se excusaban diciendo "ya lo habré vendido, pero que si, que me suena de haberlo visto por ahí".
Llegó al último puesto que le quedaba por mirar y preguntó al vendedor. Por alguna extraña razón, el hombre sonrió y miró al chico que le tendía un billete de cinco euros. La chica miró al vendedor y luego al joven que recogía el cambio y el CD de Louis Amstrong. Y se sonrieron.
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