El alzheimer ha llegado.

Hasta el día tiene prisa por irse de este mundo de mierda. 

La gente se cuela en los supermercados, 
se pone nerviosa cuando tienen que esperar más de media hora, 
quieren emborracharse rápido, 
para que la noche pase rápido, 
poder perder la vergüenza rápido,
ligar rápido
y alimentar sus egos de forma rápida. 

Los ancianos me ofrecen su lugar en la cola del autobús.
Ven el segundero correr en cada uno de mis parpadeos, 
y piensan que tengo prisa por subirme al autobús, 
por encontrar sitio en el autobús, 
por llegar lo antes posible a mi destino, 
cuando lo único que quiero es que ese camino sea eterno
para pensar que puedo seguir con el sol pegado a la piel el resto de mi vida.  

Tic, 
tac, 
tic, 
tac, 
tic tac tic tac. 

El alzheimer ha llegado. 
Se ha llevado corriendo todos los recuerdos que teníamos, 
como si quisiésemos olvidar toda una vida
tan deprisa como hemos vivido. 

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