El recuerdo nos mantiene vivos.

He estado pensando como empezar un nuevo poema de manera contundente,
abrir los versos con fuerza y que te sientas totalmente enganchado desde la primera palabra,
y no he podido pensar en otra cosa que no fueses tú.

Estoy escribiendo sobre nosotros en otros folios a parte,
como si fuese un trozo distinto de mi vida,
y no puedo evitar emocionarme cada vez que recuerdo.
El recuerdo es lo que nos mantiene vivos. 

No puedes ni imaginar la cantidad de palabras que se están estancando entre mis dedos, 
y las ganas que tengo de soltarlas. 
Pero el momento no llega,
puede que el medio no sea el adecuado y me haga falta tu piel como página principal. 
No sé. 
El caso es que me quedo mirando el teclado intentando empezar el siguiente renglón con la primera letra que encuentren mis ojos, pero es imposible escribir así. Es imposible escribirte así. 
No necesito dirigir mis palabras, necesito que las palabras me dirijan a mi. Pero hay veces que yo, yo misma, aunque parezca mentira, me quedo muda cuando te miro o te pienso. Las palabras no tienen ni punto de comparación contigo. 
Imagínate lo loca que estoy por ti si las letras pierden sentido. 

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