Un árbol se alza en el camino,
quieto,
vacío,
con ramas desnudas,
con hojas amarillas que acarician el suelo,
con flores marchitas deshojadas de frío.
Un árbol se alzan en el camino,
quieto,
vacío,
haciéndome tropezar con sus raíces,
cogiéndome para que no camine,
gritando que me quede para ver como él gime.
Un árbol se alza en el camino,
quieto,
vacío,
triste y sombrío.
Una vez lo vi en flor,
pero sus ramas no aguantaron el peso de un miedo indescifrable que lo consumió por dentro.
Un árbol se alza en mi camino,
y yo no puedo seguir mirándolo
porque cada vez que lo veo
quieto
y vacío,
me quedo
quiera
y vacía,
en el camino.
No se si me recordarás, porque hacía tiempo que no entraba en blogger, pero tu blog siempre ha sido de mis favoritos y me alegra ver que sigues escribiendo.
ResponderEliminar¡Claro que me acuerdo de ti!
EliminarHacía mucho tiempo que no "hablbábamos". Es gratificante escribir y ver a las personas de siempre.
Estuve también una temporada sin hablar, pero he vuelto.
¡Hemos vuelto!
Un beso.
Pero lo curioso es que el árbol no puede librarse de las raíces que lo atan al suelo y tú sí.
ResponderEliminarSalud.
Por alguna extraña razón, yo también estoy atada al árbol. Me he encadenado a él como si mi vida pendiese de sus ramas.
EliminarEstoy desencadenándome poco a poco.
Muchas gracias por comentar!
Hermoso poema. El árbol sujeto a sus raíces. Nosotros a las tradiciones.
ResponderEliminarMe gustó pasar por aquí.
Un abrazo.