Ya no me habla. Ha dejado de seguirme en Instagram.
¡No ha visto mi historia!
¿Por qué me ha dejado en visto?
Y ahora, ¿qué le contesto?
Hoy me he enamorado 4 veces en el autobús y otras 3 de camino al Mercadona.
Y qué tragedia,
qué tragedia estos amores imposibles que no voy a volver a ver en la vida.
Se me ha caído el móvil y se me ha roto la pantalla, la cámara interna y todos mis followers.
Se han roto los followers.
Pero, ¿te puedes creer que me ha bloqueado en twitter?
¡Qué tragedia!
Y qué me pongo esta tarde. Y qué me pongo esta noche.
No tengo tiempo.
Pero el mundo se está muriendo.
Nos quedamos sin bosques, sin comida y sin agua. Nos morimos así, tal cual, lapidados por nosotros mismos.
Nos estamos condenando.
El Ser Humano se está muriendo. Dejo a un lado mi misantropía y me quito, botón a botón, la chaqueta del odio y puedo ver que mi sociedad se está perdiendo en una marea de despersonalización y pasividad. Insumisos.
No todo da igual, solo han dejado de importar las cosas importantes.
Se alza el fascismo en Brasil, en Italia y en las plazas de toros de España.
Se nos deshacen las selvas entre las manos y se mueren los monos, los gorilas. Los pájaros han dejado de volar. Las golondrinas ya no traen el verano.
Se convierte en eco cada muerte de mujer.
Y las guerras civiles se llevan vidas a puñados.
No podemos pasar la frontera porque nos deportan y se quedan con todo lo que nos quedaba en los bolsillos. Ya nada se escurre por los agujeros.
Falta comida, mantas y amor en más casas de las que podría contar con todos los dedos.
Y me discriminan por ser negra, por tener pene, por tener vagina, por liarme con un chico o comerle la boca a una tía. Y ridiculizan mi lucha.
Mírame, ya no estoy sola.
El mundo se está muriendo, pero a mi no me queda tiempo para soñar.
Espera, ¿me has dejado en visto?
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