1 de Septiembre, Cádiz, Festival Campano
Mi madre me parió sin saber que ella sería madre y padre al mismo tiempo, desconociendo en qué se convertiría ese trozo de carne que acababa de salir de sus piernas y aceptando todas y cada una de mis debilidades desde el minuto cero.
Mi madre me parió sin saber que a los 20 años me plantearía todas y cada una de las verdades que me han colocado en los hombros sin permiso, aceptando que yo iba a aceptar todo lo que el mundo ha aceptado.
Mi madre me parió y fui una, una sola y conmigo misma, luchando por dentro y por fuera, hacia dentro y hacia fuera. Inverso, reverso y vomitando rabia en cada una de las palabras que iba a escribir en mi vida.
Mi madre me parió, te parió y nos parió. Porque madre solo hay una, una sola y consigo misma.
Trago saliva, remuevo la lengua entre los dientes y respiro. Observo y me callo. Paladeo el momento y acaricio el placer que supone sentirse entendida por lo menos una vez en la vida. Veo pies descalzos, pelos sueltos y pechos descubiertos. Y así me muestro, y así os veo. Salvajemente libre.
Os miro y veo libertad en vuestras pupilas.
Somos una generación perdida.
Perdida entre rocas y carroñeros.
Creo que hablo por todos al decir que no tenemos ni puta idea de qué va a ser de nuestro cielo.
Somos una generación perdida.
Perdida entre verdes manzana y rojos sandía, pero con ganas de comernos, saborear, chupar y lamer cada hueco que tiene el mundo.
Yo no quiero un coche si no tiene un colchón en el maletero y cientos de kilómetros sobre las ruedas.
Yo no quiero una casa si no puedo poner flores en las ventanas y dejar las puertas abiertas para irme y volver cuando quiera.
Yo no quiero carne, sudor y sangre de un animal que nació donde no debía.
Yo no quiero marido ni mujer, ni anillos de boda, ni fotos de portada con flores blancas y arroz en los costados.
Yo no quiero.
Lo tengo todo al alcance de la mano.
Solo me hace falta volar y tener la libertad que vosotras tenéis en los ojos.
Pero sobre todo quiero perderme en mí misma, siendo una, una sola y conmigo.
Yo quiero.
Quiero quererme queriendo querer.
Quiero atardeceres al límite de la cordillera, cuerdas rotas y gargantas quemadas de gritar.
Quiero arrasar mi vida, secarla y volver a empezar.
Renacer.
Renacer a un ladito del mundo y seguir girando, sangrando, luchando y cantando.
Quiero que duela todo lo posible para sentirme viva.
Viva por lo menos una vez en esta puta vida.
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