No pienso desistir.
Sé que una vez más me he equivocado,
sé que de nuevo he hecho lo que no debía.
He dicho lo que no debía decir,
he pensado lo que no debía pensar,
he hecho lo que no debía hacer.
Y lo siento.
Perdóname.
No pensaba que las frases llegasen a tus oídos,
ni que las lágrimas apareciesen en tu rostro,
y ante mi, dibujadas con un tono de llanto.
No creía que pondría en peligro nuestra amistad,
ni mi vida,
por que cielo,
formas ya parte de mí,
y que murieses tú significaba mi muerte por adelantado.
No pensaba quedarme en los brazos del orgullo.
No iba a dejar que ese hombre me cogiese de la mano y me frenase,
que me impidiese decir lo que tenía que decir,
o que encogiese mi estómago en el momento menos propicio.
No podía permitir que me frenase, y que hiciese de mi la persona más débil.
Por que no.
Por que yo no valgo nada
al lado de lo que somos tú y yo.
Somos diferentes, sí.
Tú dices que ya no somos ese precioso título que yo defendía con uñas y dientes,
que lo que somos es tan solo una sombra de lo que fuimos.
Puede que sí, y que esto,
la distancia,
nos haya llevado más lejos de lo que pensábamos,
o que nos haya vuelto más débiles,
más idiotas,
más sin sentido.
Pero no permitiré perderte
por que tanto tú como yo
sabemos que no voy a dejarte en la estacada,
por un beso sin sentido,
por una situación errónea,
por un paso que debió quedar en el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario