~Sonrisas que murieron en el silencio~

La sala estaba vacía. El telón se cerraba a mis espaldas separando mi mundo del infinito.
En la primera fila, el único expectador que miraba la obra, fijaba su vista en mi figura, que amenazada por la luz que rasgaba el aire, se encogía de miedo y respeto ante el silencio del público inexistente.
El foco me cegaba.
Clavaba su luz en mi rostro, su mirada penetrante en mis ojos y su fria caricia en las heridas de mi piel.
La luz había creado una barrera entre mi persona y las paredes de la sala.
Mi nombre, pronunicado por unos labios que no fueron los mios, resquebrajó el silencio.
Contesté con el tono nervioso en la voz, el estrés en la palabra y la espera de una crítica en el aire.
- Estas muy guapa- dijo.
La sonrisa como respuesta ocultó un tímido gracias, que acompañado de una triste mirada y un vuelco de corazón, se perdió en la envoltura de la oscuridad, rasgada con el sonido de mi propia voz.

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