~Juro por palabras~

Es la mujer que me otorgó la vida. Podría admirarla por sólo eso, pero todo se convierte en algo muchísimo más difícil.
No sólo me parió un 9 de Marzo, sino que fue lo suficiente fuerte como para no desfallecer en el intento.
Y supo criarme, quererme, amarme y enseñarme de la mejor manera.
He aprendido que la vida no es siempre una carrera cuesta abajo, que hay tropezones, que te caes y te rozas las rodillas, y a veces hasta el alma y el corazón.
Ella vio mis primeros pasos, mis primeros balbuceos, mis primeras sonrisas. Ella fue la causante de tantas carcajadas que yo lanzaba al aire con las cosquillas, y también se convirtió la persona de la que huía cuando me perseguía para pellizcarme.
Mi madre me ha llevado a clase, me ha ayudado a estudiar, me ha sacado a delante como una luchadora, sólo como ella sabe hacerlo.
Mi madre ha sufrido más que yo con mis propios problemas, ha sabido agachar la cabeza para pedir perdón o hacérmela agachar a mí cuando me he equivocado.
Ha sabido describirme con las palabras más dulces los mayores horrores del mundo, y ha sido capaz de mantener la magia de la infancia hasta el último segundo.
He ido de la mano con ella por la calle sin avergonzarme, y hoy en día, aunque sea una adolescente de dieciséis años, no me importa pasear a su lado, por que no, por que es mi madre, y jamás me avergonzaré de lo que es ni de lo que hace.

Que bajo estas palabras, sólo quiero jurar que estaré siempre a su lado.
Que me da igual lo que digan, lo que ensucien su nombre, o su persona, que me importa una mierda lo que la gente ponga en sus labios o lo que interpreten.
Que nada me afecta tanto como para dejar de quererle, por que no, por que es mi madre y se merece esto y miles de universos más.
Y no por ser mi madre, sino por ser la persona que es, por mirarme siempre desde la misma altura y no ponerse por encima de mis hombros, por enseñarme el camino y acompañarme en mis primeros pasos y por demostrarme que no necesito a nadie en mi vida que no sea ella.
Por los malos amores que tengo sufridos, llorados y superados de su mano, y eso, nadie me lo quita.
Por llevarme al parque, a la playa, a la biblioteca, a las librerías y a las fiestas de cumpleaños de niños pequeños repelentes.

Que me da igual que engorde, que le salgan canas o que se tiña el pelo de azul.

Va a seguir siendo mi madre, y yo, voy a seguir amándola igual que hasta ahora.

El tiempo pasa y todo mengua. Todo, menos ella, su fuerza y su sonrisa.
Todo, menos la mujer que me otorgó la vida.

2 comentarios:

  1. No la conozco pero con el hecho de haber tenido una hija como tú ya es síntoma de su calidad com omujer :-)

    A veces es muy díficil decir este tipo de cosas a la persona que más quieres. Si no se lo has enseñado, hazlo, nunca está de más.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pienso enseñárselo, pero todo debe esperar su momento.

      No sabes bien la pedazo de mujer que está hecha.
      Yo sólo soy el rastro de sus sonrisas.

      Saludos desde el sur.

      Eliminar