Duele más la derrota que da miedo, que la soledad,
saben a sal todas las sábanas secas
y bailan todas las bocas gritando bésame,
bésame y quédate bailando.
Caen las casas donde nos supimos querer,
y cierran las zonas donde abrazábamos el cenit celeste.
Los ejambres se quejan enjaulados,
y las lápidas liban el aliento de la libertad,
Los pormenores de la pasión parecen pedir piedad
para aferrar ferozmente las faldas con fama de facilidad.
Y agarramos las últimas gotas antes de agotarnos,
y tartamudeamos con taquicardia mientras tocamos la tela tirante de cada piel,
y jadeamos,
y gemimos,
y jodemos,
y gélidos dedos juegan con el placer,
y hacemos jirones el dolor,
y hacemos el amor mirándonos a los ojos mientras conseguimos amarnos como nunca.
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