A ver si aprendo la puta lección de una vez por todas.

Hablo de revolución,
de gritar las injusticias,
de apalear al miedo con fuerza,
cuando en mi casa soy la más cobarde de todos.

Un día me dijeron que me doy aires de grandeza
cuando no tienen ni puta idea del imperio destrozado que tengo dentro.

Soy tan cobarde que lloro y tiemblo con un comentario lanzado directo al corazón,
que me siento ridícula escribiendo ahora,
que dudo de las palabras cuando han sido mi mejor aliado durante años.

Aires de grandeza dicen,
cuando soy tan pequeña que ni siquiera me veo.

Veo la derrota en cada parte de mi vida
y creo que por eso soy tan apasionada con las cosas que no voy a poder cambiar nunca.
Cuando ves a tu madre destrozada por las circunstancias,
cuando ves a tu hermano con el odio en los ojos,
y no sabes qué hacer,
es mucho más doloroso que perder cualquier lucha.
Así, me autoconvenzo de luchar por fines imposibles y la caída no duele tanto.

Pienso cosas de las que me arrepiento cada día,
que se acomodan en la parte del corazón que pone "culpabilidad y remordimientos"
y se quedan ahí hasta que vuelvo a llorar.

Lo único que nos hace falta después de la caída es un poquito de amor.
A ver si aprendo la puta lección de una vez por todas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario