Una persona puede escribir por muchos motivos, y solo ella misma logra comprenderlos.
Yo escribo cuando estoy llena de vacíos.
Escribo para vivir,
para ver qué se siente con la voz, las palabras y las vidas de otros.
Escribo para sentir por qué la palabra tiene esa fuerza implacable.
La palabra lo es todo
y puede ser nada.

Escribo cuando estoy llena de vacíos
pero últimamente estoy llena de emociones,
de amistades,
de ganas de vivir.
Estoy llena de frío
y se me cortan los labios
y se me hielan las manos
y canto bailo salto sudo sonrío.
Estoy siendo yo.

La libertad me calienta las manos cuando llego a casa,
aunque he de confesar
que sigo escuchando
conversaciones ajenas.
Es otra forma de vivir las vidas de otros.
Eso,
y mirar a los ojos.

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