~Pequeño mar~

Érase una vez, una niña que nació un día de pleno verano.
Sus primeros pasos los dio al año siguiente, en la arena de una playa perdida, dirección al mar, alzando las manitas a las gaviotas que sobrevolaban el agua.
Se dormía las noches de agosto en el sofá del salón, con las ventanas abiertas, la brisa marina agitando las cortinas y el rumor de las olas cantándoles las sinfonías más hermosas que la naturaleza jamás pudo componer
A los siete años, se coló silenciosamente en los almacenes de un barquito que salía temprano a pescar.
A los doce, nadaba hasta las zonas más profundas de la costa, ganando todas las carreras y desafiando al viento.
A los 16 conoció a su primer amor entre las rocas de una calita escondida y tan solo la luna fue testigo de las caricias y los besos que cubrieron su cuerpo en una noche despejada.
Al año siguiente, el mar se mezcló con las lágrimas en un atardecer de desamor y soledad en la que las conchas escondidas en la arena oían sus sollozos.
Y poco después, con los gritos de desesperación mordiendo sus cuerdas vocales, se lanzó desde un acantilado hacia los brazos del mar y las olas la mecieron y la engulleron, convirtiéndola en un rastro de tristeza que se deshizo entre la espuma que acariciaba las rocas.

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