~Punto y final~

A medida que iba leyendo las páginas del libro sabía que pronto llegaría su final.
En el último tirón de la lectura, he llorado como jamás lo había hecho ante las letras de tinta negra.
Nunca me había sentido así.
En un ataque de furia que me dio al leer la última palabra, cerré el libro, me senté en la cama y lo tiré al colchón. Lo golpeé con todas mis fuerzas y grité.
Recogí las piernas y me abracé las rodillas.
Y grité más.
Escondí la cara entre los pliegues del pañuelo blanco que llevaba al cuello y lloré.
No sé por que lloraba, pero las lágrimas rodaban por mis mejillas, calientes, mojándome los ojos, los pómulos, la nariz y los labios.
Grité y lloré más.
Nunca había sentido nada igual leyendo. Nunca, jamás, en ninguna de las páginas de los libros que he leído antes he sufrido tanto por un personaje.
Nunca me había enamorado de un tío que solo existía en el papel, y tampoco lo creía posible.
Me levanté de la cama, y desolada, cogí las cosas para la ducha.
Tenía la vana esperanza de que el agua caliente me deshiciera del frío que se había hecho dueño de mi cuerpo y que el vapor consiguiese calmar las emociones que se arremolinaban en torno a mi corazón y me sacudían el pecho entre suspiro y suspiro.
Cerré los ojos mientras el agua me mojó el pelo y la espalda, y mientras la espuma del champú me acariciaba la piel.
Alomejor soy demasiado sensible para estas cosas, alomejor me dejo llevar demasiado por las sensaciones en el mundo de la literatura, ya que no puedo hacerlo en mi propia vida.
Sólo podía pensar en una cosa.
Ese punto y final que había acabado con la historia más bonita que había leído.

2 comentarios:

  1. Hay libros e historias que duelen dentro. Supongo que llegar a escribir algo que haga llorar o reír al lector es síntoma de que has conseguido plasmar en el papel todas las sensaciones y emociones que imaginaste al crear una historia.

    Creo que dejarse llevar por un libro es lo más bonito que alguien puede hacer por él.

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    1. Si, es precioso hasta que se acaba.
      Te quedas con la incertidumbre y la última página entre las manos.

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