Pero qué.

Pero en qué mundo vivimos.
Ahora nos enamoramos de gente que nunca hemos visto,
perdemos amigos por poner el orgullo por encima de todo
y dejamos que las normas de la sociedad nos opriman las ideas.

Pero en qué mundo vivimos,
si somos castigados por defender nuestros derechos,
si la corrupción está al mando del país
si ponemos en peligro 45.000 vidas, por tres personas.

Pero en qué mundo vivimos,
si nos cuesta decir lo que sentimos,
si ocultamos las cicatrices de las muñecas
y no nos sinceramos ni con nosotros mismos.

Pero en qué mundo vivimos,
si pensamos que una pantalla es mejor que una persona,
si dejamos de mirar a los ojos por estar pendiente de los mensajes de un grupo
si ya no queremos hablar, por que todo resulta más fácil si está escrito.

Pero en qué mundo vivimos,
si un libro y una chaqueta son las dos cosas más cara del mercado,
si le tenemos asco a la educación, por culpa de unos profesores que vienen amargados todos los días. Por que no tienen dinero,
por que no son felices,
por que nadie les ha enseñado a vivir, ni amar.

Pero qué somos, qué clase de monstruos somos,
que dejamos que en el otro continente se corten cabezas
que dejamos que la gente se muera, unos por hambre y otros por demasiadas cervezas.

Pero qué estamos haciendo con nuestra vida
si sólo salimos para beber
fumar
o follar.
Si ya sólo hablamos para que los demás nos oigan,
pero que nadie nos escuche.
Si ya no escuchamos, ni sentimos, ni miramos.

Pero en qué sociedad estamos viviendo,
que tenemos que pensar igual, por que si no nos tachan de locos
que no tenemos la cabeza sobre los hombros si dejamos que los sentimientos hablen por nosotros.

Pero qué clase de personas somos,
si ponemos antes los estudios que la salud mental de alguien.

Pero qué estamos haciendo,
si dejamos al amor de nuestra vida por un polvo rápido en un bar cualquiera,
si no nos atrevemos a amar,
si estamos defraudándonos constantemente
y cada vez nos miramos más de reojo en el espejo para no ver nuestros propios defectos.

Pero en qué nos hemos convertido,
si preferimos lanzarnos al vacío de una soledad, antes que lanzarnos a unos labios que no conocemos.

Pero qué estamos haciendo,
si dejamos que el frío nos cale los huesos
si permitimos que se nos muera el alma
si dejamos que el corazón se rompa y ni siquiera nos tomamos las molestias de recoger los pedazos

Pero qué estamos haciendo.
En qué nos hemos convertido.

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