Casi.

Esa noche bailamos,
bailamos hasta reventar.

Esa noche bailé,
bailé hasta reventar.

Moví los pies,
el culo,
los brazos,
las manos,
la cabeza,
el pelo.

Me moví como si fuese
la última fiesta de mi vida,
como si no tuviese otra oportunidad de saltar,
de mover las caderas,
de desatarme el pelo,
de sudar,
de gritar y cantar hasta quedarme casi afónica.

Bailé como nunca,
con tíos,
con tías,
sola,
bajé,
subí,
salté,
grité
y me volví eufórica.

Tanto, que casi me olvido de que no estabas allí conmigo.
Casi.
Casi, pero no.

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