Por eso entre besar queriendo y besar sin querer, hay mucha diferencia.

Hay muchas formas de besar.
Puedes besar cómo si fuese la última vez que vas a tocar unos labios, como si necesitases olvidarte de los demás errores que has tenido en el amor, cómo si no conocieses de nada a la persona y lo único que hayáis compartido es un baile en una discoteca llena de gente.

Puedes besar sin querer a alguien que no has visto en la puta vida por decir que has pasado de página; puedes besar a alguien con quien llevas dos semanas, tiempo suficiente para saber que no vais a llegar a los tres meses; a alguien que no quieres besar pero que besas por soltarte el pelo y dar una razón para que dejen de decir que eres una niña buena. Puedes besar sin querer para demostrar que también sabes seducir, aun que te cueste la misma vida.

Y se puede besar queriendo.
Se puede besar a alguien con quien has compartido amor, cama y comida; se puede besar de manera sensible, cómo si quisieses demostrar todo lo que quieres a esa persona en un intercambio de saliva; intentando escribir el curso de la vida en sus labios, cómo si fueseis a estar mucho tiempo sin veros. Puedes besar queriendo su risa, sus costillas, su cuello y la línea de su barbilla, puedes saltarte la boca para besar los lunares o besar los nudillos de una mano que luchas por conservar entre tus piernas. Puedes besar levemente, apenas rozando unos labios que no son los tuyos, antes de que venga alguien a quitarte las oportunidades.

Por eso entre besar queriendo y besar sin querer, hay mucha diferencia.

2 comentarios:

  1. Cuanta razon tienes. Por aqui me tendras, me ha gustado mucho como escribes. Un besito

    http://unpoquitodevidaa.blogspot.com.es/

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    1. Muchísimas gracias. Es un placer tenerte por estas líneas.

      Un verso.

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