Hoy tu imagen, tu recuerdo, me ha golpeado.
Pareces el aire frío de las mañanas,
el aire frío de un invierno al que he llegado buscándome.

En qué lío me he metido, me digo.

A veces me pienso contigo al lado.
A  veces te pienso y me embarga la ternura.
Yo, toda ternura contigo.
A veces te pienso conmigo y me embarga la tristeza.
Entonces sangran mis decisiones,
me lo cuestiono todo.

Dónde te has metido, me digo.

¿Sabré olvidar?
No lo creo, le digo a Silvana Estrada.
Puede que aprenda a dejarlo todo debajo de la almohada durante el día,
ahí, tranquilo.
Puede que aprenda a domarlo, domesticarlo y seguir sintiendo aquí, a mí.

Pero por la noche,
cuando me salgan las raíces y me entierre entre el colchón y las mantas,
meteré las manos debajo de la almohada
y te encontraré quieta y silenciosa
como tu recuerdo en esta ausencia tan mía.

¿Qué hago con los poemas que tengo atravesados?
Cuidado, me digo.
Hay un cartel gigante que te advierte:
Peligro de derrumbe.


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